Esta mañana respondí a los buenos deseos de una mujer que conocí a través de mi página y pensé que mi respuesta podría ser dirigida a las cientos de personas con las que suelo corresponder:
Querida tú, hace poco, aún eras para mí una desconocida perdida en la multitud del mundo, y hoy, por medio de las emociones y el corazón, entraste en mi cerebro: estamos conectados.
Es un pequeño milagro. Podría pasar desapercibido, pero es fuerte y lleno de significado, demuestra que, aunque habitamos el siglo XXI, seguimos siendo humanos.
Te abrazo muy fuerte.
Esta mujer, cuya confidencialidad respeto, se reconocerá, pero dirijo este mensaje a todas ustedes.
Hace poco asistí a una conferencia sobre el futuro de nuestro planeta. Se debatía la urgencia de frenar su destrucción. Pedí la palabra.
« SÍ, obviamente es necesario, que debió haberse hecho hace mucho tiempo, reducir nuestra inconsciencia al despilfarrar este planeta. Pero también quiero celebrar otra ecología, la del ser humano mismo. Porque, ¿qué significaría un planeta limpio y sostenible si el ser humano lentamente pierde su humanidad?
¿Alguna vez se han preguntado cómo sería nuestro planeta Tierra si el hombre y los animales no lo habitaran? Sería una simple piedra, una mota de polvo estelar perdida entre miles de millones de otras. »
Un participante me hizo entonces una pregunta aguda:
« Usted sabe bien que el mundo es un sistema que nadie controla y que se desarrolla de manera explosiva a expensas de los individuos que lo habitan. ¿Cómo podría surgir una ecología del hombre, del individuo humano, en un contexto tan deshumanizante? »
« Estoy completamente de acuerdo con su diagnóstico. Pero tengo un argumento de esperanza. »
« Nos encantaría conocerlo. »
« Conocen la historia del universo con su Big Bang inicial. Luego, hace cuatro mil millones de años apareció la vida con sus primeros resortes de ADN hasta los reptiles y los primeros cerebros.
Unas cientos de miles de neuronas de estos cerebros iniciales que lentamente se fueron ampliando pasando a los cientos de millones de los grandes simios.
El hombre apareció finalmente con el primer mil millones de neuronas del Pithecanthropus para llegar a los 14 mil millones que tú y yo poseemos.
Fue durante esta última humanización que apareció el milagro de la conciencia. Tu conciencia es el producto del encuentro de esta asombrosa cantidad de neuronas
Y DE SU INTERCONEXIÓN.
Hoy somos 7 mil millones de seres humanos viviendo en este planeta, pero desde hace unos diez años hemos entrado en la era de nuestra INTERCONEXIÓN.
En el mismo momento en que te hablo, puedes transmitir lo que te digo desde tu teléfono inteligente a toda tu agenda de contactos y cada uno de ellos podrá hacer lo mismo.
Entonces, así como nuestra conciencia como individuos se formó por la interconexión de las neuronas de nuestro cerebro, tengo la convicción de que la interconexión de los 7 mil millones de individuos de nuestro planeta creará una conciencia del mundo, una conciencia global que nos hará recuperar el camino hacia lo humano. Si piensas como yo, mándame un « SÍ »
