
En respuesta a Vivian Fernanda Garcia, pasajera a bordo del Tren de Adelgazar Juntos.
Estoy muy feliz de tenerla conmigo en este tren, porque usted es la única que está en estabilización y, por lo tanto, portadora de un mensaje y de una esperanza. La observamos, debemos observarla como lo que espera toda mujer que está luchando por adelgazar.
Por eso, le agradezco que muestre cómo es la vida después de haber perdido peso.
Adelgazar es una empresa maravillosa pero difícil. Pero cuando se termina de adelgazar, el riesgo de recuperar el peso es grande y hay que comprenderlo y tenerlo presente mientras se adelgaza, desde ahora, en este tren. Nos encontramos en una situación que se asemeja al final de un embarazo. Hemos dado vida y traído al mundo a un niño. Es grandioso, pero eso solo es el comienzo. El niño debe ser protegido, educado y AMADO. Algo similar ocurre con este nuevo peso alcanzado. Por supuesto, es muy diferente, pero recuperar el peso, la forma, la imagen, la belleza, la salud, el bienestar, la normalidad, la confianza y la autoestima: ¿acaso todo esto es un detalle? Ciertamente no, es la base de la calidad de la experiencia vivida.
En los años 80, estaba feliz y orgulloso con mis pacientes por los resultados del método que había creado. Pero estos pacientes volvían a verme demasiado a menudo para decirme que habían recuperado peso. Se golpeaban el pecho tratando de explicarme que era culpa suya. Pero eso no me convencía y, como médico, sentía esa recuperación de peso como un fracaso personal.
Por eso trabajé en lo que llamaba “el Después de la Dieta”. Durante la pérdida de peso, el cuerpo intenta resistir el saqueo de sus reservas de grasa, pero la dieta no se lo permite.
Pero cuando la dieta termina, se desata un tsunami de revancha que se basa en procedimientos de supervivencia.
Para contener esta ola arrasadora, implementé mi tercera fase de consolidación. Para ello, necesitaba controlar la alimentación con una dieta lo suficientemente abierta para dejar de adelgazar, pero lo suficientemente controlada para no recuperar peso. Y era necesario que esta medida durara el tiempo necesario para que la fuerza del tsunami disminuyera hasta desaparecer. Este tiempo lo probé durante años: 10 días por cada kilo perdido. Y esta fase la dividí progresivamente en dos mitades iguales, la segunda un poco más abierta que la primera, para aprovechar la pérdida de fuerza del tsunami.
Y es después de esta consolidación que el retorno a la vida se hacía posible.
Pero esta vida regresaba con sus altibajos, sus periodos de alegría o tranquilidad y otros de dificultades y estrés. Y es en estos valles donde la recuperación de peso encontraba una puerta de entrada.
Para navegar el retorno a la vida “normal” sin recuperar peso, creé esta cuarta fase de mi dieta, que es la de la estabilización definitiva. Les hablaré de estas dos fases cruciales cuando hayan alcanzado su Peso Justo, y no hay manera de que las 16 personas que viajan conmigo recuperen peso. Cuento con ustedes para ayudarme a ayudarles.