
En mi artículo anterior, les expliqué que en lo más profundo de ustedes coexisten dos actores que son los responsables de su decisión de adelgazar, pero también de su decisión de perseverar a pesar de las tentaciones y de mantener el peso adecuado que han logrado con tanto esfuerzo.
Primero, está el actor consciente: USTED, que piensa que está sola en el escenario y es responsable de sus decisiones. Usted es sensible a las influencias de la sociedad y la cultura en la que vive. Se trata de los medios, la moda, la opinión pública que influyen en sus compras, su consumo, y por ende en su alimentación, salud, belleza y bienestar.
Luego, hay otro “usted” que no conoce, pero que, él, la conoce completamente. Ya se lo he presentado bajo el nombre de Piloto. Él sigue sin titubear un programa con el cual no transige. Este programa es universal y prácticamente el mismo para todos los seres humanos, sin importar su cultura o país. Su rol es controlar, más o menos de cerca, todo lo que afecta su supervivencia.
El Piloto maneja el 95% de su funcionamiento vital. Es responsable de su bomba cardíaca, su circulación, su sueño y sus sueños, la temperatura de su cuerpo, su inmunidad, su digestión, respiración, el funcionamiento de sus riñones, sus hormonas, y tanto de sus emociones como de los comportamientos más fundamentales. Si desea un pequeño ejemplo trivial, hablemos del vértigo. Cuando se acerca al vacío, una sensación desagradable le impide avanzar. Otro ejemplo: si hace frío, usted busca el calor y viceversa.
Pero entre sus innumerables tareas, hay una que es capital y que está en el corazón de la decisión de adelgazar, es el mantenimiento del deseo de vivir.
Es probable que piense que el deseo de vivir es algo evidente y natural, un tema teórico, algo de filosofía en el examen de bachillerato. Desengáñese, este deseo de vivir es una realidad concreta que su Piloto considera una prioridad absoluta.
En mi próximo artículo, le explicaré cómo el Piloto puede llevarla a engordar para proteger su deseo de vivir. Dr Pierre Dukan