Al final de los primeros 5 días, has completado tu fase de ataque. En la sexta mañana, habrás perdido 2 kilos buenos. Tu glucemia está en su punto más bajo. Los triglicéridos continúan bajando. La disminución de la presión arterial de 1 punto se confirma.
Los marcadores de fatiga del hígado han mejorado. Las transaminasas y las Gamma GT demuestran que la dieta es muy favorable para tu hígado, ya que ya no tiene que eliminar alcohol, frituras, quesos fermentados ni embutidos. Los niveles de urea y ácido úrico muestran un aumento en la sangre y la orina, lo que demuestra que el cuerpo está eliminando correctamente sus desechos.
Circula un rumor que dice que un aumento en el consumo de alimentos ricos en proteínas fatiga los riñones. Eso es totalmente falso. El riñón trabaja más, sí. Filtra más, pero no es una filtración pasiva como un colador, sino activa; el riñón selecciona lo que debe eliminar. Es un trabajo que puede hacer un solo riñón. Al igual que los músculos o el cerebro, el riñón es un órgano que se fortalece con el trabajo. La única condición es beber entre 1.5 y 2 litros por día.
Con respecto a la inmunidad, nuestra defensa de supervivencia, sus marcadores biológicos muestran que se refuerza tan pronto como se pierden los primeros 2 kilos. Los diabéticos tienen menos infecciones urinarias y vaginales. El sueño mejora, y los ronquidos se reducen considerablemente. Las personas con apnea del sueño a veces pueden prescindir de su máscara de presión positiva y ven desaparecer sus episodios de somnolencia diurna, especialmente la que sigue al almuerzo. Se observa sistemáticamente una mejora en la calidad de la flora intestinal o biotopo. La fuerte reducción de carbohidratos y el consumo de fibras de salvado de avena (Beta Glucano) enriquecen y fortalecen la flora, aumentando el número de especies y la variedad de microorganismos. Finalmente, el hecho de haber completado esta fase de ataque, haberla superado, haberse controlado para alcanzar este primer objetivo, refuerza la confianza en uno mismo, la autoestima. Esta satisfacción viene acompañada de la liberación de serotonina, la más fuerte de todas las recompensas biológicas, la que tiene el extraordinario poder de proporcionar el deseo de vivir.
