LA NUOVA PAELLA CON KONJAC E POLLO NUOVA RICETTA -5% CODICE PAELLA

En este momento estás viendo Cada mujer tiene su parte de belleza

Cada mujer tiene su parte de belleza

  • Autor de la entrada:
  • Categoría de la entrada:Opinion
  • Comentarios de la entrada:Sin comentarios

El primer sueño de toda mujer es ser bella. ¿Por qué? Porque la belleza confiere a la mujer un poder mágico e inexplicable. La belleza permite, simplemente, agradar, seducir y atraer todo lo que se encuentra en su campo de irradiación.

¿Quién puede explicar por qué el relieve de un rostro, la distribución azarosa de sus prominencias y sus hendiduras, su textura o consistencia de la piel, por qué esta combinación puede cambiarlo todo? «La nariz un poco más larga de Cleopatra habría cambiado la faz del mundo», decía Pascal.

Esa es la magia de la belleza, ese poder que capta la mirada y mantiene bajo su magnetismo a quien la contempla. Nada es más injusto que esa belleza, poseedora de una llave que abre todas las puertas y con la que una mujer viene al mundo sin haberla merecido.

Sin embargo, en este regalo de la naturaleza, la grasa también juega un papel, un papel primordial. Por el aterciopelamiento con que envuelve el hueso, el tendón y el músculo, la grasa suaviza los rasgos y las formas, haciéndoles perder ese mensaje de dureza y fuerza que conviene más a la virilidad. Pero cuando hay demasiado, es la propia belleza la que termina por desvanecerse. Todo se sumerge, se envuelve y se carga bajo el peso. La gracia, la elegancia y el propio encanto terminan por embotarse bajo esta carga.

Lo mismo ocurre con el cuerpo. El equilibrio y la suavidad de las formas, el contraste de los volúmenes y la armonía que seducen deben mucho a la distribución de la grasa. Pero allí también, el exceso termina por confundir el mensaje. El sobrepeso hace desaparecer la cintura, carga las caderas, infiltra y marca de estrías los muslos y borra la gracia y la elegancia del cuerpo.

La belleza interior, aquella que proviene de los sentimientos y del corazón, reflejo del alma, la que podríamos creer inalterable, apenas logra llegar a la superficie.

Sin embargo, cada mujer, incluso la más desprovista, posee un fragmento de esta belleza manifestada en el cuerpo, el rostro, la mirada o los gestos. Incluso si no lo cree, incluso si se juzga con crueldad o desprecio, incluso si no se ama, sepa que hay, o duerme en usted, una dosis de belleza que cada ser humano secreta a su manera. En estas condiciones, adelgazar para recuperarla se convierte en un acto creativo, prodigioso y mágico. El poder de seducir gracias a una simple distribución de formas y volúmenes no tiene equivalencia en el mundo. Abandonarlo es una amputación; reconquistarlo, un deber que roza lo sagrado.

A veces basta con perder unos kilos para recuperar esta proporción, esta sorprendente presencia física. ¿Sabe usted que un rostro demasiado lleno puede reducir la superficie visible del ojo hasta invadir la blanca porcelana nacarada de su conjuntiva e incluso alcanzar el círculo mágico del iris?

El resplandor y la belleza de una mirada sitiados y oscurecidos por la simple grasa es simplemente inaceptable.

Recuperar la belleza es valorarse, es volver a estar orgullosa de sí misma, es una victoria sobre la resignación, es recuperar el orgullo por el propio cuerpo, es retomar la posesión de uno mismo, es finalmente pasar frente a un espejo sin tener que desviar la mirada.

Muchas optan por la vía fácil, soñando con la belleza prometida por los cosméticos o la cirugía; a veces es posible, pero florecer liberándose de la coraza de grasa es más simple, más verdadero y más gratificante al mismo tiempo.

Hoy estamos juntas para lograrlo y de camino hacia este objetivo. Cada una de ustedes debe recuperar su parte de belleza, especialmente quienes tienen menos, para recuperar ese poder que hace florecer, esa seducción que cambia la mirada de los demás, la de los hombres, pero también la de las mujeres y, sobre todo, su propia mirada que siempre, incluso en las más bellas, necesita ser tranquilizada.

Si está a punto de adelgazar, si está en camino o si intenta conservar el fruto de sus esfuerzos, piense en ese fragmento de belleza recuperada, esa extraña y magnética recompensa, y téngala firmemente en la palma de la mano: puede cambiar su vida.

Deja una respuesta

×
×

Carrito