
Esta mañana, uno de nuestros miembros, que está haciendo una presentación sobre dietas, me pidió que le explicara el papel de las proteínas en el proceso de adelgazamiento, que como saben, es el núcleo de mi enfoque.
Le respondí y pensé que esta explicación podría ser útil para todos, así que la convertí en una publicación.
Querida Myriam Bouquet,
Es un placer explicarte de la manera más simple y concreta la importancia de la digestión y la asimilación de las proteínas, un fenómeno que ha jugado un papel importante en la elaboración de mi método.
Los seres humanos vivimos alimentándonos de los tres únicos nutrientes universales: las proteínas, los carbohidratos y las grasas. Si bien sabemos sintetizar grasas y azúcares, no estamos programados para sintetizar proteínas, que son vitales. Por lo tanto, debemos obtener estas proteínas de la carne animal y de las plantas.
Cuando comemos carne, pescado o lentejas, nuestra saliva, luego nuestro jugo gástrico, nuestra bilis hepática y nuestro jugo pancreático atacan sucesivamente las largas cadenas de proteínas compuestas por eslabones llamados aminoácidos.
Existen 22 aminoácidos, de los cuales 8 son esenciales, es decir, que sin ellos no podemos construir proteínas humanas.
Cuando la digestión llega a su término y a su total descomposición, los aminoácidos pueden atravesar la pared del intestino delgado para pasar al torrente sanguíneo. Y estos aminoácidos, provengan de pollo, conejo o salmón, serán reconstruidos en proteínas humanas con una disposición diferente a la de las especies de las que provienen.
Un elemento relacionado con la digestión de las proteínas jugó un papel importante en mi elección de las proteínas como el elemento central de mi método: el costo energético de la digestión de los alimentos.
Así, mientras que para digerir 100 calorías de azúcares o grasas el organismo debe gastar entre 4 y 7 calorías, le cuesta 32 para 100 calorías de proteínas. Esto se debe a la fuerza y resistencia del enlace entre las moléculas que unen los aminoácidos en las largas cadenas de proteínas.
De esta forma, cuando consumes proteínas, después de la digestión y la asimilación, solo queda el 68% del valor ingerido, mientras que comer pan o mantequilla deja el 95%. Esto es lo que se conoce como la ADS (acción dinámica específica de los alimentos).
Además, el trabajo de digestión genera calor, y este calor es lo que se denomina efecto termogénico. Y cuanto mayor es este efecto termogénico, más interesante es el alimento para formar parte de una dieta adelgazante.
Si estás realizando un trabajo o una exposición sobre las dietas que luchan hoy contra el sobrepeso, ten en cuenta que el conteo de las calorías proporcionadas por un alimento debe tener en cuenta su acción termodinámica, y que no todas las calorías tienen el mismo valor dependiendo de la categoría y los nutrientes de los que provienen.
Te deseo buen camino.